lunes, 7 de diciembre de 2009

Peruanos y peruanas. Autopercepciones.


¿Cómo es que una persona llega a ver a la otra como injusta, indigna, desconfiada, irresponsable, desleal, irrespetuosa, deshonesta, mentirosa, incumplida, poco tolerante? Para llegar a estas percepciones, seguramente habrá tenido que vivir experiencias significativas que la han llevado a concebir de forma tan negativa a la otra o haberse socializado en espacios en donde se reafirmen y se presenten constantemente como hechos estas visiones. Sin embargo, cuando las definiciones que hemos planteado las hace una persona para hablar de un colectivo del que es parte, la cosa se complica pues esta evaluación da cuenta de su propia autopercepción, hecho que debería alarmarnos.

Esta introducción viene al caso de la publicación reciente de la VII Encuesta Anual sobre Valores realizada por el Grupo de Opinión Publica de la Universidad de Lima en la provincia de Lima y Callao. La encuesta, si bien es realizada en estos sitios, no aclara el origen de las personas encuestadas, por lo que podríamos deducir que quienes contestan las preguntas no necesariamente son limeños y limeñas de pura cepa sino representantes de la diversidad de orígenes que puebla esta provincia.

En dicha encuesta, encontramos varios datos que deben llamarnos a la reflexión sobre cómo nos estamos percibiendo como colectivo. Por ejemplo, a la pregunta si los peruanos y peruanas confían o no confían en las personas, un 75.1 % contesta que NO, siendo las mujeres las menos confiadas. Es casi normal que en una sociedad post conflicto como la peruana existan estos altos niveles de desconfianza por toda la experiencia que se tuvo que vivir durante el conflicto armado. Lo que no tiene un asidero semejante es el hecho de que los peruanos y peruanas consideren que no son responsables, percepción que se ha mantenido en porcentajes similares con el correr de los años, siendo del 69.4% el 2003 y el 66.1% el 2009. En este caso, el porcentaje de mujeres que tienen esta percepción es mayor en un 9% al de los hombres.

Asimismo, el 74,2% considera que no son justos y aquí no hay diferencia en la percepción de varones y mujeres, el 61,8% cree que no son respetuosos, el 56.9% que no son leales, el 65.3% que no son honestos y aquí también hay diferencias en la percepción de hombres y mujeres, pues son los hombres los que en mayor proporción perciben la deshonestidad peruana. Igual sucede en relación a si cumplen con su palabra, llegando la respuesta negativa a un 64.1%. Son los jóvenes entre 18 y 27 y el grupo entre 28 y 37 quienes tienen en mayor proporción esta afirmación, con una diferencia del 10% con las personas entre 48 y 70 años.

Otro dato que no debe dejar de llamar la atención es el alto porcentaje de respuestas que consideran que peruanos y peruanas no tienen dignidad, el cual llega a un 38.8%. Si consideramos que el reconocimiento de la dignidad de las personas es un elemento central en una sociedad democrática y de derechos, entonces podríamos inferir que la consideración sobre la supuesta falta de dignidad de peruanos y peruanas se articula con la percepción que tiene la gran mayoría (88%) de que no hay igualdad ante la ley. ¿Cómo una persona que no tiene dignidad va a defender, exigir sus derechos? parece ser la respuesta que subyace en estas percepciones y que se sustenta más aun en la respuesta de un 47.1% que piensa que los peruanos y peruanas no son exigentes de sus derechos.


La verdad parece también ser un valor huidizo en la percepción de peruanos y peruanas, pues sólo el 22.3% considera que dicen la verdad, siendo las mujeres las que tienen en mayor porcentaje esta consideración. Si ligamos esta percepción con el hecho de que los principios y valores que consideran más importantes es precisamente la verdad, nos encontramos frente a un gran vacío, que se acrecienta cuando la mayoría señala que lo que más le falta a los políticos peruanos es precisamente decir la verdad y la honestidad. No creemos que la población vaya a querer participar en la política ni verse representada en los que están en el gobierno cuando percibe que lo que más valora como la verdad y la honestidad es lo que menos tienen quienes dicen ser sus representantes o pretenden serlo. ¿Será por eso que las militancias partidarias disminuyen y el ejercicio político se transforma en un asunto coyuntural para las elecciones en las que todo vale y sirve básicamente para obtener réditos personales o corporativos?

En estos días en que se ha estado discutiendo dos publicidades que reflejan y sustentan estereotipos de género y fenotípicos, como la publicidad de la cerveza Brahma y la del prestigioso diario El Comercio, que presenta a personas de piel negra como caníbales para publicitar su colección de comida saludable, quizá el dato de que el 89.7% de peruanos y peruanas se considera machista y que el 71,3% se considera racista, sin que haya mucha diferenciación en la percepción de hombres y mujeres, podría ayudarnos a entender por qué se sigue haciendo este tipo de publicidades. Seguramente, los poco creativos publicistas y los que les pagan (1), conociendo estas valoraciones, intentan engancharse a ellas para llegar a ese amplio porcentaje de público.

Por suerte, no todas las percepciones sobre los valores de peruanos y peruanas son tan negativas, pues encontramos que el 85% señala que son trabajadores(as) siendo las mujeres las que tienen un porcentaje mayor en esta consideración; el 66.3% dice que son generosos(as); el 81.3% que la familia es importante, siendo las mujeres en este caso también que tienen un porcentaje mayor (84.5%).

En relación a la felicidad, el 54,3% de peruanos y peruanas considera que son felices, porcentaje que ha ido aumentando con los años, elevándose casi en un 20% en relación al 2005. Pese a que Perú quedó en el último lugar en las eliminatorias para el mundial, son los hombres los que tienen un mayor rango en este ítem llegando a un 57.6, mientras el porcentaje de mujeres que señalan ser felices llega a un 51.0%.Otro punto muy interesante son las respuestas referidas al matrimonio, pues un 46,1% señala NO creer en el matrimonio, siendo más las mujeres las que no creen, cosa que sorprende un poco pues generalmente asumimos que somos las mujeres quienes cumpliendo nuestros sueños del príncipe azul quisiéramos casarnos. Un 82.3% cree en la convivencia, siendo similar la respuesta de hombres y mujeres, es decir que el servinakuy, tradicional forma de relacionarse de las parejas en comunidades indígenas andinas, sigue fuerte y vigente como posibilidad de vida en pareja en la población que vive en Lima.

En relación a las iglesias nos da también información interesante, en particular acerca de la pérdida de valoración de las instituciones y quienes las dirigen. Así, mientras un 74% se consideran religiosos, con sólo 1% a favor de las mujeres, sólo 20.4% considera que la iglesia es la organización que más ha influido en sus valores, mientras que el 55% coloca el colegio, siendo las mujeres las que tienen un porcentaje mayor en relación a ambas instituciones. Asimismo, aunque el 69.5% confía en las iglesias, del porcentaje que no confía (28.55%), el 43% señala que su desconfianza se debe a la conducta de algunos sacerdotes y pastores. Un jalón de orejas para curas y pastores, y si vemos algunas denuncias sobre pederastia en las iglesias en diferentes países en el pasado y quizá en el presente, pues no podemos dejar de dar la razón a esa desconfianza.

Por otro lado, pese a las respuestas que denotan percepciones negativas sobre los valores de peruanos y peruanas, hay que mencionar que el 94,8% dicen estar orgullosos y orgullosas de su peruanidad, de pertenecer a un país con gente generosa y trabajadora, que en realidad tiene muchos más valores de los que se autopercibe. Quizá el análisis y la reflexión sobre estas respuestas y de los altos porcentajes de valoración negativa que nos presentan las respuestas de la encuesta nos ayude a romper lo que Robert K. Merton llamó la profecía autocumplida o autorrealizada, definiéndola como "una definición 'falsa' de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva 'verdadera'" (2). Evitar que estas percepciones se vuelvan verdaderas, es tarea de todos y todas.


Por Rosa Montalvo Reinoso
madamrosa1@gmail.com
La Ciudad de las Diosas



Notas

(1) Para que salga al aire un comercial tiene que estar aprobado por quien contrata, como lo señaló Juan Carlos Gómez de la Torre, directivo de Leo Burnett en un interrogatorio que se le hizo en el 2005 en relación a otras publicidades discriminatorias y a la selección de los modelos: "En la agencia existe un departamento de producción que le encarga a las agencias de modelos la búsqueda de talento, esta selección que presenta la agencia de modelos se presenta a su vez al cliente que básicamente son los gerentes de marketing de las empresas, y son ellos quienes aprueban o desaprueban a los modelos."
(2) Merton, Robert K (1964) Teoría y estructura sociales. México: 1964, FCE.

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