Esta introducción viene al caso de la publicación reciente de la VII Encuesta Anual sobre Valores realizada por el Grupo de Opinión Publica de la Universidad de Lima en la provincia de Lima y Callao. La encuesta, si bien es realizada en estos sitios, no aclara el origen de las personas encuestadas, por lo que podríamos deducir que quienes contestan las preguntas no necesariamente son limeños y limeñas de pura cepa sino representantes de la diversidad de orígenes que puebla esta provincia.
Asimismo, el 74,2% considera que no son justos y aquí no hay diferencia en la percepción de varones y mujeres, el 61,8% cree que no son respetuosos, el 56.9% que no son leales, el 65.3% que no son honestos y aquí también hay diferencias en la percepción de hombres y mujeres, pues son los hombres los que en mayor proporción perciben la deshonestidad peruana. Igual sucede en relación a si cumplen con su palabra, llegando la respuesta negativa a un 64.1%. Son los jóvenes entre 18 y 27 y el grupo entre 28 y 37 quienes tienen en mayor proporción esta afirmación, con una diferencia del 10% con las personas entre 48 y 70 años.
Otro dato que no debe dejar de llamar la atención es el alto porcentaje de respuestas que consideran que peruanos y peruanas no tienen dignidad, el cual llega a un 38.8%. Si consideramos que el reconocimiento de la dignidad de las personas es un elemento central en una sociedad democrática y de derechos, entonces podríamos inferir que la consideración sobre la supuesta falta de dignidad de peruanos y peruanas se articula con la percepción que tiene la gran mayoría (88%) de que no hay igualdad ante la ley. ¿Cómo una persona que no tiene dignidad va a defender, exigir sus derechos? parece ser la respuesta que subyace en estas percepciones y que se sustenta más aun en la respuesta de un 47.1% que piensa que los peruanos y peruanas no son exigentes de sus derechos.
La verdad parece también ser un valor huidizo en la percepción de peruanos y peruanas, pues sólo el 22.3% considera que dicen la verdad, siendo las mujeres las que tienen en mayor porcentaje esta consideración. Si ligamos esta percepción con el hecho de que los principios y valores que consideran más importantes es precisamente la verdad, nos encontramos frente a un gran vacío, que se acrecienta cuando la mayoría señala que lo que más le falta a los políticos peruanos es precisamente decir la verdad y la honestidad. No creemos que la población vaya a querer participar en la política ni verse representada en los que están en el gobierno cuando percibe que lo que más valora como la verdad y la honestidad es lo que menos tienen quienes dicen ser sus representantes o pretenden serlo. ¿Será por eso que las militancias partidarias disminuyen y el ejercicio político se transforma en un asunto coyuntural para las elecciones en las que todo vale y sirve básicamente para obtener réditos personales o corporativos?
En estos días en que se ha estado discutiendo dos publicidades que reflejan y sustentan estereotipos de género y fenotípicos, como la publicidad de la cerveza Brahma y la del prestigioso diario El Comercio, que presenta a personas de piel negra como caníbales para publicitar su colección de comida saludable, quizá el dato de que el 89.7% de peruanos y peruanas se considera machista y que el 71,3% se considera racista, sin que haya mucha diferenciación en la percepción de hombres y mujeres, podría ayudarnos a entender por qué se sigue haciendo este tipo de publicidades. Seguramente, los poco creativos publicistas y los que les pagan (1), conociendo estas valoraciones, intentan engancharse a ellas para llegar a ese amplio porcentaje de público.
Por otro lado, pese a las respuestas que denotan percepciones negativas sobre los valores de peruanos y peruanas, hay que mencionar que el 94,8% dicen estar orgullosos y orgullosas de su peruanidad, de pertenecer a un país con gente generosa y trabajadora, que en realidad tiene muchos más valores de los que se autopercibe. Quizá el análisis y la reflexión sobre estas respuestas y de los altos porcentajes de valoración negativa que nos presentan las respuestas de la encuesta nos ayude a romper lo que Robert K. Merton llamó la profecía autocumplida o autorrealizada, definiéndola como "una definición 'falsa' de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva 'verdadera'" (2). Evitar que estas percepciones se vuelvan verdaderas, es tarea de todos y todas.
(1) Para que salga al aire un comercial tiene que estar aprobado por quien contrata, como lo señaló Juan Carlos Gómez de la Torre, directivo de Leo Burnett en un interrogatorio que se le hizo en el 2005 en relación a otras publicidades discriminatorias y a la selección de los modelos: "En la agencia existe un departamento de producción que le encarga a las agencias de modelos la búsqueda de talento, esta selección que presenta la agencia de modelos se presenta a su vez al cliente que básicamente son los gerentes de marketing de las empresas, y son ellos quienes aprueban o desaprueban a los modelos."
(2) Merton, Robert K (1964) Teoría y estructura sociales. México: 1964, FCE.
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