martes, 22 de junio de 2010

Extensión de la licencia postnatal, derechos de madres


Hasta hace pocas décadas, en la cultura occidental la sexualidad, la reproducción, la maternidad, la crianza y el cuidado de las personas fueron considerados temas privados, adscritos a las mujeres como parte de sus funciones naturales. Estas sociedades se organizaban en torno a una rígida división sexual del trabajo, a la separación de los espacios públicos y privados con una menor valoración y reconocimiento otorgados a las mujeres.

Esta situación ha ido cambiando. Las mujeres han adquirido ciudadanía y en la actualidad bregan por el derecho a representación política, alcanzan mayores niveles educativos e ingresan crecientemente al mercado de trabajo donde ocupan diferentes posiciones, aunque manteniendo desventajas respecto a los hombres.

La presencia de las mujeres fuera del hogar, la ampliación de sus redes sociales, el ingreso al trabajo y a la educación han contribuido a elevar su autoestima y a ubicarse en situaciones de menor desequilibrio de poder y mayor capacidad de negociación que en el pasado. Su salida al mundo público les ha permitido poner la violencia contra la mujer como tema público y reclamar sus derechos en el campo de la sexualidad y de la reproducción, tales como la posibilidad de optar entre tener o no tener hijos, su número y frecuencia y las condiciones en que quieren criarlos, así como el tipo de familia que aspiran a construir, entre otros. Las mujeres de los distintos estratos socioeconómicos desean trabajar remuneradamente, estudiar y decidir sobre los asuntos públicos.

Una mayor conciencia de los derechos individuales de las mujeres, de los niños/as, de los adultos/as mayores a nivel personal y social ha debilitado la idea de la familia como un todo compacto y homogéneo que fusionaba el proyecto familiar y el proyecto del "jefe" de familia, en el caso de que este exista.

Son estos cambios los que hacen posible poner como temas públicos el cuidado, el desarrollo de las futuras generaciones y la redistribución entre hombres y mujeres en el uso del tiempo total de trabajo.

Pese a los avances logrados, el tema del cuidado sigue estando adscrito a las mujeres como función natural, obviando la responsabilidad de los padres y el papel que le cabe al Estado y al mercado en la reproducción social y en el cuidado y desarrollo de las personas.

Una organización social de los cuidados equitativa y eficaz es vital para el bienestar y la reproducción de la sociedad. Las tareas de cuidado se van incrementando, entre otras razones, por la prolongación de la esperanza de vida y el consecuente aumento de los adultos mayores dependientes, las crecientes necesidades formativas de niñas, niños y adolescentes, que son
cada vez más complejas en una sociedad en permanente transformación.

Por estas razones, es el conjunto de la sociedad el que debe asumir la responsabilidad.

El Estado debe hacerse cargo de servicios de cuidado y protección a lo largo del ciclo vital, ofreciendo servicios de calidad. Las políticas de cuidado de los recién nacidos y de los niños/as deben estar dirigidas a los padres y las madres para romper la asociación cuidado-mujer y reemplazarla por aquella de cuidado y bienestar social. Igualmente, el mercado debe proveer servicios de calidad y reconocer los derechos de trabajadores y trabajadoras con responsabilidades familiares, a la vez que deben propiciarse políticas de corresponsabilidad entre hombres y mujeres en el trabajo productivo y reproductivo.

Desde nuestra perspectiva, la prolongación del postnatal a seis meses para cumplir con los objetivos que se propone debe ser flexible. Esto es permitir el ingreso paulatino de las mujeres al trabajo luego de los tres primeros meses, con licencias necesariamente compartidas con los padres. Esta distribución de responsabilidades con los padres contribuye a evitar la discriminación de las trabajadoras por su condición de madres, es más equitativa para los
hombres que cada vez más desean participar de la crianza de sus hijos e hijas, y satisface lo que diferentes investigaciones señalan: el apego al padre es necesario y saludable para el desarrollo de niños y niñas.
De acuerdo a lo antes expuesto consideramos:
  • que las licencias postnatales debieran cubrir a todas y todos los trabajadores, independientemente de la relación laboral en que se encuentren;
  • que la prolongación del postnatal responde a una mayor conciencia de derechos de las mujeres, de hijos e hijas y de la responsabilidad de ambos padres y de la sociedad sobre la crianza;
  • que se deben implementar mecanismos de fiscalización para evitar repercusiones laborales negativas para las mujeres y establecerse derechos postnatales compartidos por padres y madres;
  • que este derecho debe ser ejercido en forma flexible de acuerdo a las necesidades de ambos padres, de sus proyectos de vida y en forma negociada con los lugares de trabajo. Asimismo se deben implementar medidas que resguarden la elección libre de presiones.
Argumentos para el cambio
ISSN 0717-2346
una publicación del:
CEM (Centro de Estudios de la Mujer),
Purísima 353, Santiago, Chile,
teléfono: (56-2) 777 1194, fax: (56-2) 735 1230,

No hay comentarios: