miércoles, 14 de julio de 2010

Damas de hierro

En medio de una de las más difíciles crisis de la justicia en Colombia, hay un grupo de mujeres que se destacan por su valentía en el manejo de los casos más complicados.

El país se ha visto sacudido en las últimas semanas con decisiones de gran trascendencia histórica de la justicia. Cada uno de esos casos se ha convertido en tema prioritario de la agenda noticiosa y sobre ellos se ha escrito y discutido a fondo. Pero lo que no se ha dicho es que esas decisiones tienen un ingrediente en común: todas fueron tomadas por mujeres.

Quizá la más sonada fue la sentencia a 30 años de cárcel impuesta al coronel Alfonso Plazas Vega por los desaparecidos del Palacio de Justicia. La juez María Stella Jara dictó el fallo y lo acusó la fiscal Ángela María Buitrago. Buitrago, a su vez, tiene en sus manos otra papa caliente, el caso contra el ex director de fiscalías de Medellín Guillermo Valencia Cossio, hermano del ministro del Interior, Fabio Valencia, detenido por supuestos nexos con mafias de Antioquia.

A ellas se suma Jeny Jiménez, la juez de control de garantías que hace unos días ordenó la medida de aseguramiento contra el ex director de la Uiaf Mauricio Aranguren, involucrado en el escándalo de las 'chuzadas' del DAS. Y también está Patricia Rodríguez, a quien la Fiscalía pidió prestada de su cargo como magistrada del Tribunal de Bogotá para que se encargara de investigar las interceptaciones ilegales del DAS. Rodríguez empezó su carrera en el Meta en los años de la zona de distensión, y por su férrea actitud, a pesar de estar en la boca del lobo, comenzó a ser conocida como 'la Dama de Hierro'. Con su llegada, el proceso de las 'chuzadas' tomó una gran dinámica.Una quinta mujer que se destaca en este frente es Myriam Medrano, la jefe del equipo de 25 fiscales que combate a lo más peligroso del crimen hoy en Colombia. Con solo 30 años, es la responsable de capturar y judicializar a Los Rastrojos o Los Urabeños. A pesar de ser una unidad recientemente creada, ya tiene 154 condenados.

Y así como ella con las llamadas Bacrim, otra fiscal, Deisy Jaramillo, ha descollado contra los ex jefes paramilitares. En cinco años logró coger por los cuernos el caso del Bloque Norte, cuyos miembros cometieron más de 335 masacres. Igual mérito le cabe a Zeneida López, que coordina la Unidad de Justicia y Paz en el Caribe y es fiscal encargada del Bloque Resistencia Tayrona.¿Cómo se explica este particular protagonismo de las mujeres en casos en los que cualquiera dudaría entre asumirlos o salir corriendo? La respuesta no es fácil. Pero sí se puede decir que en estos casos hay dos características importantes.

La primera es que estas mujeres parecen estar hechas de un material resistente al temor. O como alguna de ellas explica: "El compromiso que siento es mayor que el miedo". La mayoría ha resistido todo tipo de amenazas y, a pesar de ellas, han sacado adelante sus casos. Durante el proceso al coronel Plazas, por ejemplo, tanto la juez como la fiscal recibieron presiones y sufragios. Luego de dictar su fallo, la juez Jara tuvo que irse con su hijo al exilio. La fiscal Buitrago, por su parte, vive rodeada de un fuerte esquema de seguridad. A la juez Jeny Jiménez, la del caso contra el ex director de la Uiaf, también le llovieron amenazas, rayos y centellas.

La segunda característica es que las mujeres parecen ser menos propensas a la corrupción que los hombres. Si bien no hay consenso sobre ese punto, sí se puede decir que por lo menos este puñado de mujeres ha demostrado ser insobornable.Muchas de ellas, además, tienen hijos. Lo cual, contrario a lo que se podría pensar, no las disuade sino que las estimula. Por lo menos así le ocurre a Ana María Garzón, otra mujer que brilló en la Fiscalía. Cuando veía televisión con su hija y en las noticias aparecía un delincuente, la niña le preguntaba: "¿Mamá, por qué no has cogido a ese?".

El mito griego cuenta que Temis, símbolo de la justicia, habitó en la Tierra hasta una época terrible en la que se cometieron grandes crímenes que la espantaron. En Colombia, por el contrario, todo indica que hay mujeres de carne y hueso dispuestas a hacer justicia a pesar de tantas adversidades.


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