En Italia coexisten dos fenómenos: un tesoro sumergido, las mujeres, y un tabú, las pensiones. La cuestión de la diferencia de la edad jubilatoria entre los géneros, que aún subsiste en Italia, se halla precisamente en la intersección de estos dos fenómenos. Se trata de una diferencia que juzgo discriminatoria, insostenible y adversa a las mujeres, escribe Emma Bonino, dirigente del Partido Radical Transnacional, senadora y Vicepresidenta del Senado italiano.
El tema de la ocupación femenina y el de la discriminación que enfrentan las mujeres italianas en el curso de su vida laboral es un antiguo problema que confrontan desde el ingreso al mercado y las persigue hasta la edad del retiro. Sólo el 46,7% de las mujeres ingresan al mercado laboral, mientras el porcentaje masculino es del 70,9.
En este marco hay una profunda diferencia entre el norte de la península donde ronda el 60% -equivalente al promedio europeo- mientras a medida que se pasa al centro-sur se desciende a cifras inferiores al 30%. Esta situación coloca a Italia en las peores posiciones en Europa, donde sólo Grecia y Malta tienen menores promedios de ocupación femenina.
El importe medio mensual percibido por las mujeres equivale al 52% del masculino para las pensiones de vejez y al 70% de las de invalidez, mientras en el caso de las reversibles es de 147% ya que las mujeres son más longevas.
En el último decenio el importe medio de las jubilaciones masculinas ha crecido un 40%, las femeninas un 35%. Además, los salarios de las mujeres son inferiores en un tercio a los de los varones que desempeñan las mismas funciones.
Por Emma Bonino
Fuente: Servicio de Columnistas de IPS
Fuente: Servicio de Columnistas de IPS
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