viernes, 23 de octubre de 2009

Mujeres, indígenas y brechas que persisten

El Informe del cumplimiento de los Objetivos de Milenio (1) recientemente presentado y que recoge los avances que se han dado en el país en relación a éstos en los últimos cuatro años nos trae algunas noticias alentadoras y nos revela también el largo camino que queda aún por recorrer para lograr las metas planteadas al 2015.

Una primera noticia que nos alegra es que la Meta 1 A, que consiste en "Reducir a la mitad entre 1990 y el 2015 el porcentaje de personas que estén por debajo de la línea de pobreza nacional", casi se ha cumplido. El porcentaje de pobreza extrema ha pasado del 23,9% en el 2002 al 12,6% en el 2008, siendo la meta planteada para el 2015 de 11%. Señala, sin embargo, el informe que en el departamento de Huancavelica no se ha dado ningún avance y que se mantienen las grandes diferencias entre la zona urbana y rural, donde la tasa de pobreza total alcanza al 59.8%.

En el caso de población cuya lengua materna no es el castellano, la tasa de pobreza extrema para el 2008 es aproximadamente tres veces la del promedio nacional y 1,7 veces mayor que la pobreza total. Eso indica como la población indígena, especialmente la que habita en zonas rurales, donde la tasa es de 1,8 veces mayor, carece de las condiciones necesarias para su desarrollo.

Habría que analizar el rol que han jugado en la reducción de la pobreza extrema los programas sociales, especialmente el Programa Juntos, que con el subsidio de 100 soles mensuales (2) que ofrece a la población más pobre, aporta sin duda a cumplir esta meta. Es importante, porque para que se mantengan los avances, debe delimitarse claramente cuáles son los factores que los han posibilitado con la finalidad de desarrollar acciones que los hagan sostenibles.

Encontramos en el informe otros puntos de preocupación, pues se evidencian los escasos avances en el resto de las metas planteadas. Por ejemplo, en la meta 1B – "Lograr el empleo y el pleno trabajo decente para todos, incluyendo mujeres y jóvenes" – si bien es cierto ha habido un aumento de la tasa del PBI por persona ocupada, que ha pasado del 2.3% en el 2005 al 6.9 % en el 2008, esto se debe básicamente al crecimiento económico. En cambio, la tasa de crecimiento de la población ocupada ha decrecido, pasando del 5,3% en el 2006 al 2,7% en el 2008. Por otro lado, si bien se ha reducido de 3.3% la proporción de la población ocupada con ingresos inferiores a la línea de pobreza extrema entre 2001 y el 2008, esta proporción alcanzó el 45% en el área rural en el 2008. Otra vez se vislumbra la gran brecha que existe entre las zonas urbana y rural.

La meta 1C que se dirige a reducir a la mitad entre 1990 y 2015 el porcentaje de personas que padecen hambre, tiene entre sus indicadores la proporción de niños menores de 5 años con desnutrición crónica. Los datos que consigna el informe dan cuenta de una reducción importante de la desnutrición crónica, sin embargo las diferencias entre el sector urbano y rural son ostensibles, pues en este último encontramos un 36,3% de niños y niñas con desnutrición crónica, a diferencia del 11,8% del área urbana. La misma brecha podemos encontrar en relación a la población que presenta déficit calórico, pues en la zona rural 42,5% de personas no tienen la ingesta calórica mínima que necesitan mientras en la zona urbana el porcentaje es de 24, 8%.

En el caso del objetivo 3, que está dirigido a promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer, señala el informe que a nivel de primaria se ha logrado reducir la brecha entre los géneros y a nivel de secundaria y educación superior se ha cumplido la meta. Esta por supuesto es una excelente noticia que indica que se están creando las bases para un país con mayor equidad, pero en relación a las zonas rurales, lamentablemente se siguen manteniendo diferencias en relación a género, a la calidad de la educación, así como las bajas coberturas y los problemas de repitencia deserción. Indica el informe un punto de mucha preocupación y que marca un límite en las posibilidades de desarrollo de las poblaciones y es el hecho de que en situaciones de crisis económica se sacrifican los estudios de las mujeres, ya que dejan de asistir al colegio el 14% de las niñas frente al 11% de los niños. Esta situación tiene un impacto importante en las posibilidades que tendrán las mujeres de salir de la pobreza, pues como lo señala Enrique Vásquez H. y Álvaro Monge Z: "Esta es una desventaja; y la consecuencia es que dado el atraso educativo, estas mujeres y sus familias ven limitadas sus posibilidades de consumo y, por extensión, gozan de un menor nivel de bienestar." (3)

Otra evidencia de que los avances hacia el logro del objetivo de igualdad y autonomía de las mujeres van a paso de tortuga está en las enormes disparidades de ingresos y salarios entre hombres y mujeres, asunto que también es mencionado en el estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (4) en el que se dice que en el Perú la brecha salarial por género, considerando el mismo nivel de estudio y la edad, llega al 19,4%, y por etnicidad llega a un 21%, considerando el mismo género, la edad y el nivel de educación.

El Informe señala que el ingreso mensual de las mujeres con 13 años o más de estudios aprobados es un 38% menos que el que reciben los hombres. Aquí hay un dato que no deja de llamar la atención, pues nos dice que la región más desigual es la costa, donde las mujeres reciben sólo el 59,3% de lo que reciben los hombres, siguiéndola la sierra con un 66,1% y finalmente la selva con un 74,6% .

Es importante señalar que casi no ha habido variación entre los años 2001 y el 2008 en cuanto a estas disparidades, lo que estaría dando cuenta de las escasas acciones impulsadas desde el Estado dirigidas a reducir esta brecha, lo que tiene su impacto en las posibilidades de las mujeres de ganar autonomía.

En relación a este punto, también es clave señalar que, pese a la legislación existente y los esfuerzos que se han hecho por combatir la violencia contra la mujer, aún el 40% de las mujeres entre 15 y 49 años señalan que han sufrido algún tipo de violencia de parte de su cónyuge, porcentaje que casi no ha variado desde el 2000. Otro elemento que es importante resaltar en relación a la violencia es que, según el informe, el mayor porcentaje de mujeres afectadas son del área urbana, lo que podría estar indicando no necesariamente que es en este sector que se da más violencia, sino que a nivel rural existen muy pocas posibilidades de denuncia, así como una mayor presión de familias, padrinos, jueces para conciliar, aunque la ley estipule que en casos de violencia no cabe la conciliación.

En estos días en que ha estado tan debatida la posibilidad de despenalizar el aborto en casos de violación y por razones eugenésicas, lo que ha ocasionado que numerosas voces de políticos, funcionarios y funcionarias se levanten contra esa posibilidad y que lleguen a extremos de proponer, como lo hizo la ministra de producción, que en caso de violación sexual "el Estado podría darle la posibilidad a la madre de entregar en adopción al niño(a)", vale señalar algunas cifras que indica el informe y que exigen también pronunciamientos y posicionamientos claros y contundentes, sobre todo acciones de parte de los que dicen defender la vida de niños y niñas. Si bien se ha reducido la mortalidad infantil, cada año mueren 11 mil niños menores de un año y la tasa de mortalidad neonatal representa el 72% de la mortalidad infantil. Por supuesto, como en los anteriores indicadores analizados, los que más mueren son los niños y niñas de la sierra y selva rural, donde la mortalidad infantil y de la niñez es el doble que en la zona urbana.

Finalmente, es importante subrayar que las situaciones de exclusión de las que da cuenta el informe deberían ser parte del debate público en estos momentos en que tantas voces se levantan diciendo defender la vida, pues sin la participación plena de las mujeres, los pueblos indígenas y la población rural en general en los diferentes ámbitos de la sociedad, sin que gocen plenamente de derechos y de igualdad de oportunidades, no se podrá lograr un verdadero desarrollo de hombres y mujeres y se seguirá percibiendo la democracia como un asunto no de toda la ciudadanía, sino de algunos privilegiados. Revertir esa perspectiva en nuestro país con la reciente historia vivida representa uno de sus mayores retos. La reducción de las brechas que persisten y que resalta el informe constituye uno de los primeros pasos para enfrentarlo.






Notas:

(1) Los Objetivos de Desarrollo del Milenio se plantearon en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Milenio en 2000 con el fin de que los países se comprometan a desarrollar acciones para erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre los sexos, reducir la mortalidad infantil y la mortalidad materna, empoderar a las mujeres y asegurar un desarrollo ambiental sostenible para el 2015. http://www.onu.org.pe/upload/documentos/IODM-Peru2008.pdf
(2) Si uno de los indicadores de la meta 1A es el porcentaje de la población con ingresos inferiores a 1 dólar por día, con el subsidio del Programa se habría reducido el porcentaje de dicha población, pues los 100 soles equivalen a unos 35 dòlares.
(3) Vásquez H. Enrique y Monge Z Alvaro (2009): Inversión necesaria para una educación adecuada de niñas y adolescentes rurales en el Perú. Universidad del Pacìfico, Manuela Ramos.
(4)
http://www.iadb.org/NEWS/detail.cfm?language=SP&id=5678

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