"En nuestros hogares se realizan cada día muchos trabajos sin que apenas "echemos cuenta" de quienes los realizan. Parece natural que la comida esté a su hora, que la ropa esté lavada y planchada en los armarios, que las camas estén hechas, encontrar las habitaciones ordenadas y limpias, que el frigorífico tenga comida..."
Pero nada de ello es producto de la magia sino del trabajo que normalmente realizan las mujeres en los hogares. Y esto es así, no porque en las mujeres haya un orden genético que las empuje a realizar tales tareas o que las lleve a tener habilidades especiales para ellas, sino porque en el proceso de socialización y a través de la cultura, se ha transmitido la idea de que estas tareas son propias de las mujeres y a ellas se les ha exigido que las realicen. Todo esto ha llevado a que las mujeres queden excluidas del mundo laboral o tengan muchas dificultades para poder acceder a él.
Por suerte todo esto está cambiando poco a poco en nuestro contexto socio-cultural, y cada día son más las mujeres que se incorporan al mundo laboral. Pero todavía es escasa la colaboración de los hombres en la realización de las tareas domésticas, lo que lleva a que muchas mujeres, además de trabajar fuera del hogar y colaborar en el sostenimiento económico de la familia, tengan que hacerse cargo de la mayoría de las tareas del hogar en detrimento de sus posibilidades de ocio, formación y comunicación familiar y social, suponiendo todo ello una situación de "explotación" de la mujer que necesita urgentes soluciones y mejoras.
Con las siguientes actividades pretendemos una toma de conciencia sobre la necesidad de compartir las tareas del hogar entre los que componen la familia, de acuerdo a su disponibilidad e independientemente de su sexo.
Por: Bartolomé Miranda Jurado
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