miércoles, 30 de marzo de 2011

Muriendo en soledad



Lima está que arde en este verano caliente, con temperaturas elevadas y además por el proceso electoral en curso, con las chirriantes publicidades que lo invaden todo, las discusiones encendidas y las apuestas sobre quienes pasarán a la segunda vuelta en una de las más reñidas elecciones presidenciales de las que se tenga recuerdo. En Los Olivos, un pujante distrito del cono norte de la ciudad, el ruido de los claxones y el insufrible tráfico no permiten que nos detengamos para mirar a nadie, todo parece correr a velocidades insospechadas. A Los Olivos llegó María Barboza Gordillo el 16 de marzo, con sus 33 años, y con su hija de 3 años. Aunque venía de Cañete en este viaje, ella nació en Cajamarca. Alquiló una habitación en el hostal “Las leyendas”, ubicado en una de las avenidas del distrito. Entró a su cuarto, cerró la puerta y no volvió a abrirla. No se supo nada de ella hasta el día siguiente en el que el responsable del hostal le tocó para informarle que el tiempo de permanencia se había vencido. Al no tener respuesta rompió la puerta, encontrándose con un cuadro dramático en la habitación. María había matado a su hija y se había suicidado tomando un raticida con gaseosa. El silencio en que se produjeron los hechos se hace más profundo y parece contrapuntear con el intenso ruido de las calles. No dejó carta explicando sus motivos, a diferencia de Rosa Angélica Álvarez, quien, llevándose con ella a su hija de 8 años, se despide de esta forma: “Lucio, mi amor. Ya no puedo más. Nos has abandonado y no tenemos dinero. Perdóname por tomar esta decisión, pero prefiero llevarme a Daniela antes que ella termine en un albergue.” (1)

Macabras muecas son los nombres de los lugares elegidos para irse. Oasis se llama el hostal ubicado en Sicuani, en el que Venaldina Arphi Usca de 23 años se suicidó, matando primero a su hijo de 5 años, agobiada por el litigio que mantenía con la minera Xstrata Tintaya, quien la acusaba de robo, por lo cual ya había sido encarcelada por dos años. “Buena vida” fue el hostal elegido por Edith Machahuayo García, quien, sin saber cómo hacer con las deudas que tenía, decidió acabar con su vida y la de su hijo en San Juan de Lurigancho.

No se tienen datos exactos del número de suicidios en el año 2010, aunque el Instituto de Medicina Legal menciona que se redujo ligeramente en relación con los 854 que se produjeron en el 2009, pero ha aumentado el porcentaje en menores de 18 años. Según los datos proporcionados por la Oficina de Estadísticas del Ministerio de Salud, en el 2010 intentaron suicidarse 2,499 mujeres. Si bien es cierto los hombres son los que logran su objetivo con mayor frecuencia ― de tres casos, dos son de hombres ― señalan los especialistas que son las mujeres quienes lo intentan con mayor frecuencia, mujeres jóvenes en su mayoría, pues según el jefe del Programa de Prevención de Suicidios del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado - Hideyo Noguchi, Freddy Vásquez Gómez, el grupo con mayor riesgo de suicido estaría entre los 18 y 33 años.

El abandono, la desesperanza, la depresión y la violencia en sus diferentes formas, especialmente en los casos de las mujeres y los menores de edad, parecen ser algunos de los motivos.

“Mi vida es un infierno… No quiero que lloren por mí, ni por mis hijos, ni mucho menos su padre, porque nunca le hemos importado…” (2) escribió Delia Morales Peña (22) explicando las razones por las que se quitó la vida y las de sus dos hijos en un poblado al norte de Lima, en un asentamiento llamado irónicamente Nuevo Paraíso, lugar en el que parece que vivió su propio infierno.

Mensajes con insultos de su pareja fueron encontrados en el móvil de la modelo Jenny Sisniegas, la cual parecería ser la razón por la que tomó la determinación de suicidarse, dejando una carta donde pedía perdón a su familia por su fatal determinación. Y es que pese a que se suele pensar que la persona que opta por el suicidio lo hace porque está loca o ha perdido su capacidad de raciocinio, en buena medida los mensajes que dejan dan cuenta de que al contrario, la decisión lleva implícita una gran capacidad de razonamiento, de determinación para realizar un acto que sin duda tendrá un gran impacto en la familia y las amistades. Determinación que es tomada casi como la única respuesta al dolor y sufrimiento y quizá también como la forma de dejar la marca de su paso por la vida, de ser parte de la memoria de su familia. “Gracias, adiós. No me olviden. No puedo escribir más,” (3) escribió Alfonsina Storni en su carta de despedida antes de lanzarse al mar, abrumada por el cáncer. “Ah, un encargo," dice también “si él llama nuevamente por teléfono, le dices que no insista, que he salido”, texto que se convertiría en la base de la famosa canción Alfonsina y el Mar que tantas veces se la oímos a Mercedes Sosa.

La Dra. Catherine Le Galès-Camus, Subdirectora General de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental, declaró que “cada suicidio supone la devastación emocional, social y económica de numerosos familiares y amigos.” La desolación y muchas veces la vergüenza se apodera de las familias, lo que ahonda en el silenciamiento y la invisibilidad de estas muertes que, si les ponemos cantidades, se producen en mayor proporción que “por la suma de homicidios y guerras”, llegando en el mundo a casi un millón al año y pudiendo ascender a un millón y medio en el 2020 según las estimaciones de la OMS. (4)

El silencio prevalece en la mayoría de los casos de suicidio de las mujeres en el país, quienes optan por la soledad y las cuatro paredes, muchas veces en un lugar alejado de su casa. Son la expresión de haber abdicado del propio poder y de la lucha por la autonomía, optando por una solución trágica. Se diferencia del intento de suicidio de las mujeres awajún, pueblo indígena de la amazonía peruana, para quienes la determinación de suicidarse tiene el sentido de volver las cosas al orden, “de hacer sentir su opinión en el sistema”, de “reconstruir la simetría perdida y acercarse al modelo mítico del matriarcado alimentario destruido. En la reiteración de sus intentos reside la posibilidad de corregir el futuro o insistir en su búsqueda. Volver a ser Nugkuis,” (5) dice el antropólogo Willy Guevara, estudioso del tema.

Cuando los gritos y los insultos denigratorios del varón generan un intento o un suicidio, él será el culpable del acto y deberá en muchos casos pagar por ello. “A diferencia de la suicidalidad occidental y oriental, la mujer Aguaruna no gesta su intención de manera secreta. Va dando muestras de que es portadora de una acumulación sostenida de agresiones,” señala Guevara. (6)

Al igual que en otras culturas, muchas lo intentan, afortunadamente no lo logran, aunque vale señalar que muy posiblemente lo intenten de nuevo en la medida en que no se logre de alguna forma restaurar el orden, o aplacar la angustia y el dolor.

El suicidio es un serio problema de salud pública en el Perú. Según los estudios del Minsa, el 32% de la población ha pensado alguna vez tomar esta determinación. Sorprende que nadie lo mencione, salvo en las páginas de policiales, que se discuta tanto sobre cómo controlar el cuerpo de las mujeres en edad reproductiva e impedirle tomar decisiones autónomas e informadas, que se hable tanto de la vida del concebido y que no se diga una palabra de esta problemática que causa tanto daño a la sociedad y que quizá sea un indicador de cómo andamos. El que más de dos mil mujeres se intenten suicidar, que se suiciden junto a sus hijos e hijas pequeños, el que 80 menores se hayan suicidado el año pasado debería movilizar nuestras conciencias. Debería realizarse una mayor inversión para la prevención en todos los sectores, para evitar que Marías, Rosas, Julias, Robertos o Juanes, posiblemente todos con vidas productivas, se vayan en el silencio total en los Oasis o Nuevos Paraísos que pululan en el país, por no haber recibido el soporte que necesitaron, y que esa tragedia se acreciente cuando se llevan a sus hijos e hijas menores de 1, 3 o 7 años. Duele tanta muerte y tanto silencio, sobre todo en medio de tanto ruido electoral.

Por Rosa Montalvo Reinoso

Fuente: Noticas Ser Peru

madamrosa1@gmail.com

La Ciudad de las Diosas

Notas:

(1) Perú 21, “Mata a su hija y se suicida”, 8 de abril del 2010. http://peru21.pe/impresa/noticia/mata-su-hija-se-suicida/2010-04-08/272153

(2) Trome, “Mujer envenena a hijitos y se suicida”, 5 de noviembre del 2010.http://trome.pe/actualidad/664465/noticia-mujer-envenena-hijitos-se-suicida

(3) Página 12, “El podio del hallazgo”, 12 de diciembre del 2010.http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/subnotas/4088-412-2...

(4) Organización Mundial de la Salud, “El suicidio, un problema de salud pública enorme y sin embargo prevenible, según la OMS”, 8 de septiembre del 2004.http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2004/pr61/es/index.html

(5) Willy Guevara, “El suicidio femenino aguaruna”, 2006.http://bvs.per.paho.org/SCT/SCT2006-005/SCT2006005.pdf. “Nugkuis son las míticas organizadoras de la naturaleza que viven debajo de la tierra todavía, y con quienes las mujeres Awajum se comunican cantando Anen.”

(6) Idem

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