viernes, 1 de abril de 2011

Rabenmütter: madres cuervo, malas madre

En Alemania y Suiza, existe una palabra que no hay en ningún otro país del mundo -Rabenmutter-, y que significa mala madre. El término insulta a las madres trabajadoras que colocan su carrera laboral por delante de su familia. Es un agravio que puede ser lanzado por un hombre con traje a una mujer con traje y parece tener un impacto más fuerte en estos dos países, ambos guiados por mujeres.

Ines Kolmsee, directora ejecutiva de la impresa alemana SKW Stahl – Metallurgie, es un ejemplo raro de la presencia de una mujer en los niveles más altos de los negocios alemanes. Según ella, el uso de esta palabra, que ni siquiera existe en otros idiomas, indica el bajo nivel de apertura de la sociedad misma. Kolmsee cuenta cómo en Alemania es normal que a las mujeres se les pregunte si son capaces de compaginar la vida laboral con la familiar. Incluso, durante los años de sus estudios de ingeniería, tuvo profesores que le decían en los exámenes que una mujer no estaba capacitada para este tipo de carrera universitaria.

El uso de la la palabra Rabenmutter, que ni siquiera existe en otros idiomas, indica el bajo nivel de apertura de la sociedad misma

Cuando desde el extranjero le comentan que la situación no puede ser tan difícil si al frente del país hay una mujer como es el caso de Angela Merkel, contesta que en política no es igual y que Merkel es un caso atípico. Merkel llegó desde el este del país, donde había un contexto distinto y tiene una formación científica, que no es muy habitual para una mujer alemana.

La presencia de las mujeres en las empresas
Según una investigación del Instituto de Investigaciones Económicas no más del 2,2% de cargos de alta dirección en las empresas más grandes de Alemania son ocupados por mujeres. Por esta razón, la ministra del trabajo Úrsula von der Leyen ha sugerido reservar una cuota de los puestos de liderazgo para las mujeres. Esta propuesta ha encontrado la oposición de las organizaciones de negocios alemanas, según las cuales es necesario un cambio y un aumento de la presencia femenina, pero no a través de una norma, que en su opinión reduciría la competitividad de las empresa.

Las organizaciones explicaron esta decisión diciendo que no se puede obligar a una empresa a elegir a una persona que de otro modo no hubiese elegido.

Los defensores de los derechos de las mujeres, por otra parte, afirman que, durante una década en la que las empresas han podido elegir libremente, no se han producido muchos cambios. Hace diez años, el gobierno llegó a un acuerdo con las empresas alemanas para aumentar el número de mujeres en altos cargos de manera voluntaria.

Lo que más se necesita en Alemania es un aumento de la participación de los hombres en la vida y en la gestión de la familia, de manera que la situación de las mujeres pueda simplificarse tanto en casa como en el trabajo.

La misma Kolmsee reconoce que no todas las empresas pueden permitirse las cuotas, pero piensa que el procedimiento podría funcionar en aquellas que cuentan con un sistema dual. Estas empresas tienen un consejo de administración y un consejo de vigilancia, compuesto por 20 miembros de la compañías más grandes:10 personas elegidas por los accionistas y 10, por los sindicatos. Kolmsee piensa que hay suficientes mujeres cualificadas que pueden formar parte de este consejo de vigilancia.

Cambio de actitud
Lo que más se necesita en Alemania es un aumento de la participación de los hombres en la vida y en la gestión de la familia, de manera que la situación de las mujeres pueda simplificarse tanto en casa como en el trabajo.

La señora Kolmsee está casada, tiene hijos y comparte su cuidado con su marido. Pero este es un ejemplo que no representa la mayoría de las familias alemanas, en las cuales las madres se dedican completamente a su propio nido. Con este entorno, no es fácil para las mujeres empezar una carrera, cuando todo los afectos, los amigos y las personas que tienen a su alrededor les ponen freno y no les dejan desarrollar una parte fundamental de su propia vida: el trabajo.


Por Roberta Parrilla es MSC en Relaciones Internacionales por la Universidad la Sapienza di Roma.

Fuente: Mujeres &Cia

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